Industriales y productores agropecuarios están pagando la fiesta de tener una inflación baja
Comúnmente se suele creer que el atraso cambiario es sinónimo de que el dólar esté barato en nuestro país, aunque no es tan así, este sí es un indicador. El atraso cambiario es en realidad un desfasaje, que como veremos incluye precios, países y monedas.
El atraso cambiario se produce de dos formas. Hay atraso cambiario cuando el precio de bienes y servicios es más caro comparado con el grupo de países con los que comercializamos. Por ejemplo, cuando el arroz es más caro en una góndola uruguaya con respecto a uno similar en Brasil, ambos medidos en dólares. La otra manera en que se produce es cuando los precios internos suben por encima del nivel de devaluación, lo que se conoce como “inflación en dólares”, y surge de la diferencia entre la inflación y el ritmo de la devaluación.
La inflación es el aumento de los precios al consumidor debido al crecimiento económico y/o a la baja de la oferta de esos productos. Por ejemplo, si hay escasez de agua, como vimos en la sequía, el precio del agua embotellada sube. La devaluación es la disminución del valor de la moneda local en relación a monedas extranjeras de referencia (dólar, real, peso argentino, yuan, etcétera).
En Uruguay es muy común escuchar que hay atraso cambiario, especialmente en la década de los noventa y ahora. Se dice que el atraso cambiario es una herramienta del BCU para bajar la inflación y eso es en parte real. El Cr. Spizicuzzi solía decir que “la economía es la única ciencia donde la mentira se puede convertir en verdad” y hacía referencia a que, por ejemplo, si una persona influyente o un medio sale a decir que el dólar va a subir, la gente se volcará a comprar dólares, eso aumenta la demanda y finalmente hará que el precio del dólar suba. Algo que quizás sin esa maniobra no hubiese pasado. Lo mismo sucede si el Banco Central sale a comprar o vender grandes cantidades de dólares, influye en su valor de mercado local.
Si bien el gobierno dice que el BCU no está interviniendo en el precio del dólar, podemos ver que la inflación (normalmente de un 10% en Uruguay, hoy es de un 4 o 5%) y el dólar se ha mantenido por debajo de los $U 40 hace más de dos años. ¿Qué consecuencias tiene para nuestra economía estás variables que acabamos de definir?
Por ejemplo, si el peso uruguayo se aprecia frente al peso argentino, las exportaciones de nuestro país pierden competitividad porque nuestros productos se encarecen en relación con los argentinos medidos en dólares. Es más difícil para nosotros colocar nuestra carne en el exterior si la Argentina sale más barata y es de la misma calidad. A eso hay que sumarle que un trader, frigorífico y finalmente el productor agropecuario recibirán menos dólares. Y que estos dólares, por el atraso cambiario, van a valer menos pesos. Con esos pesos tienen que pagar salarios, comprar insumos y vivir.
Lo mismo sucede con un exportador de bienes industriales, al haber atraso cambiario, sus bienes se vuelven menos competitivos en el exterior por caros y al recibir el pago de sus exportaciones esta es en una moneda devaluada (el dólar), a medida que se aprecia el peso, es como si le subieran el costo de los impuestos, salarios y todo lo que se compra localmente en pesos.
Los gobiernos tienen tres problemas grandes simultáneos por atacar: la inflación, el desempleo y el crecimiento. En estos últimos años se ha priorizado la inflación (ya que era un problema mundial, tras el covid y la guerra en Ucrania) y el consumo, nuestro PBI ha crecido porque con un dólar bajo la gente consume más. Se ha dejado de lado el crecimiento industrial y agropecuario que son los motores de nuestra economía. Con un dólar bajo, industriales y productores agropecuarios están pagando la fiesta de tener una inflación baja. De prosperar este modelo nos convertiremos en un país importador, caro para producir y para vivir. Esto es complicado para un país de tres millones y medio de personas cuya riqueza natural está precisamente en su suelo y una de las mejores genéticas ovinas y bovinas del planeta.
Fuente: Semanario La Mañana