Propuestas contra el “Uruguay caro”
La noticia podría ser una más de las tantas promesas electorales que no se cumplirán. Pero da-do que toca un te-ma que ha estado sobre la mesa, que preocupa a mucha gente y es un enorme debe del actual gobierno (pese a haber sido uno que cumplió buena parte de sus promesas electorales), la propuesta debe ser tomada en serio.
Nos referimos al anuncio del candidato nacionalista Álvaro Delgado, de proponer la reducción de tantos innecesarios controles y normas existentes, y así poder bajar precios.
Es decir, la decisión de afrontar el tema del “Uruguay caro”, un serio obstáculo para el desarrollo del país y la calidad de vida de los uruguayos.
Sobre este asunto hay coincidencias en el partido Nacional. Ya Laura Raffo lo exponía con meridiana claridad, cuando era precandidata. También preocupa a los demás partidos de la coalición. No así en el Frente, y no solo porque nadie tiene idea de qué hacer si gana, sino porque cada vez que surge alguna de sus pocas ocurrencias, siempre son al pre- cio de subir o crear impuestos, lo que implica acentuar aún más el problema.
Básicamente lo que Delgado propone es desregular y reducir trámites que no tienen sentido, a veces con procedimientos duplicados, por los cuales el Estado no necesariamente recauda más, pero sí se suman a los costos de todo lo producido y comercializado. Además está estudiando la posibilidad de bajar algunos aranceles para productos muy específicos. No es que dará resultados espectaculares en la medida que se mantengan impuestos como el IRPF (cuya creación debió reducir el IVA y nunca se hizo) y el abusivo IASS que implica quitarle al jubilado lo que ya pagó cuando era asalariado y obligarlo a aportar de su jubilación… para pagar su jubilación.
Aun así, si la propuesta se concreta, las cosas mejorarán.
La pandemia retrasó muchas políticas que el gobierno hubiera querido aplicar desde el primer día. Afortunadamente la estrategia para enfrentar la pandemia redujo los inevitables daños de tan dramática situación. Pero daños hubo.
Pasado lo peor, el gobierno enfrentó el desafío de bajar el desempleo, cosa que hizo con calma y eficiencia. Recién después pudo encarar una recuperación del nivel de ingresos. Costó pero lo logró.
A veces olvidamos que la pandemia ocurrió hace muy poco tiempo, duró más de lo deseado y tuvo efectos devastadores. Lo que es admirable es que el gobierno pudo sortear algunos de esos escollos gracias a decisiones bien tomadas.
Una tercera etapa hubiera sido la de abaratar el “costo Uruguay” y es evidente que el tiempo no dio. Se trata de un viejo reclamo que hacen los productores, los industriales, los comerciantes, es decir los que mueven la economía del país.
A eso apuntan los candidatos coalicionistas. Como el candidato del FA no dice mucha cosa, es imposible saber si está pensando en ello. En realidad lo único que conocemos del Frente es que están enfrentados por el plebiscito que no solo busca derogar la necesaria reforma jubilatoria sino instalar una propuesta espantosa, pergeñada desde la ignorancia y la malicia demagógica, por el Pit-Cnt.
La crítica situación argentina en 2023 puso en evidencia (en una versión extrema) lo del “Uruguay caro”. No era algo fácil de resolver: cuando hay tal disparidad cambiaria las medidas ayudan poco. Quizás haber dispuesto alguna exoneración tributaria en el litoral hubiera ayudado. Implicaba que el Estado recaudaría menos pero tampoco estaba recaudando con tanta gente comprando del otro lado y al menos le hubiera dado vida al comercio local. No mucha, ya que la disparidad era inmensa, pero quizás lo suficiente como para que algunos pensaran que no siempre valía la pena tomarse el trabajo de cruzar.
De todos modos, era llamativo que tanta gente comparara en Argentina a precios irrisorios los mismos productos que se vendían caros en los supermercados uruguayos.
Para quienes dicen que en esta campaña a nadie se le cae una idea, esta es una más de las que sí están sobre la mesa.
Que ante ellas el Frente calle porque no tiene nada para proponer no quiere decir que los otros candidatos estén inactivos. Al contrario, tal como lo muestra este ejemplo, gente como Delgado demuestra que puede ser un eficaz y activo presidente por la simple razón que promete continuar con la política iniciada por el actual gobierno (del cual él fue un actor fundamental) y porque además está proyectando nuevas propuestas para avanzar en ese saludable camino.
Fuente diario El País