Arte

Visitando Talleres : MARÍA TORRENDELL por Daniel Benoit Cassou

Daniel Benoit Cassou

No muchos son los artistas que en Montevideo trabajan con vidrio.

Águeda Dicancro (Montevideo, 1930-2019), fue una pionera y colocó la vara muy alta en cuanto al nivel expresivo trabajando con este material nada fácil de manejar por cierto.

María Torrendell (Montevideo, 1966) es una de los pocos artistas que usan el vidrio para crear obras de arte.

Águeda llevó a cabo una carrera de muchos años logrando ocupar los lugares mas destacados del arte internacional partiendo desde Montevideo, pero a pesar de sus hallazgos y avances en la materia, nunca quiso compartir su conocimiento ni experiencia con los artistas limitando el avance de la técnica entre sus colegas.

Celosa e insegura cuidando la especialización, se llevó todos sus conocimientos a la tumba.

Varios son los artistas que han comenzado desde cero y al día de hoy ninguno ha logrado estar a la altura que Águeda posicionó ese soporte.

Convengamos que tampoco es una práctica barata pues el tamaño de los hornos condiciona las piezas.

María Torrendell comenzó a trabajar con esta técnica a raíz de haber encontrado unos vidrios rotos en el patio de su casa al momento de mudarse.

Allí, aún al día de hoy luego de más de 20 años, dispone de un taller donde el centro del mismo está ocupado por un horno de dimensiones acotadas.

Luego de haber cursado Bellas Artes y haberse formado en los talleres de pintura de Clever Lara, desnudo con Rogelio Osorio y de escultura con José Pelayo y Mariví Ugolino, María tomó su propio camino muy rico en creatividad y detalles, a la vez que arduo en un proceso que ha ido completando con diversos talleres como el caso de Silvia Levelson que realizó en Italia.

Asimismo la profesión de María como Licenciada en Ciencias Biológicas, actividad que continúa llevando a cabo dedicándole ocho horas diarias, la ha permitido el grado de curiosidad que la conduce a una constante búsqueda donde la prueba y el resultado fortuito son un componente indispensable en los resultados.

Trabaja con vidrios mayormente reciclados que somete a altas temperaturas buscando la manifestación y la flexibilidad de los mismos mediante diferentes formas abstractas detrás de historias personales propias así como también provocada por la naturaleza.

Sus piezas de pequeñas y medianas dimensiones muy expresivas y sugerentes, son muy atractivas a la mirada del espectador pero siempre dentro del rango de objetos decorativos.

En función de su madurez en la materia y luego de tantos años, sería bueno verla manifestándose en formatos más grandes, ambientales, construyendo un diálogo a través de instalaciones con un lenguaje más acorde a la sensibilidad que el arte contemporáneo demanda hoy día.

El vidrio tiene un amplio mercado y difusión a nivel internacional pero mayormente restringido a la aplicación de piezas con fines estéticos, donde el manejo del material así como su doblegación frente a cada desafío, determina el grado de valoración.

Muy pocos artistas a nivel internacional han hecho uso del mismo para manifestarse en formatos no tradicionales.

Mismo los casos de William Carlson así como la canadiense Courtney Downman, dos de los más destacados actualmente, continúan trabajando dentro de una línea mas artesanal.

Deberíamos de mirar más para el lado de los japoneses quienes poseen un manejo más amplio en el uso del arte ambiental como por ejemplo es el caso de Rui Sasaki (1984) para poner un ejemplo.

Beatriz Amorín, magister e investigadora en el Laboratorio del vidrio de la Escuela Universitaria Centro de Diseño de la Facultad de Arquitectura Diseño y Urbanismo de Montevideo, está abocada desde hace unos pocos años al desarrollo de las prácticas artísticas en la materia, reuniendo artistas nucleando información en pos de un crecimiento colectivo que es de desear se logre.

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